Una de las cosas que trabajamos con más intensidad todos los profesionales de nuestro centro es el empoderamiento de la mujer de cara al parto y a la maternidad. Porque una mujer empoderada no se deja paralizar por el miedo.
Y es que debemos tratar de hacer un pequeño ejercicio de programación neurolingüística en el mundo de la maternidad porque hay palabras que su connotación es tan negativa que nos puede paralizar.
La palabra “Miedo” según el diccionario de la Real Academia de la Lengua tiene los siguientes significados:
1- Angustia por un daño real o imaginario.
2- Recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo deseado.
Como podemos observar, estos dos significados tienen una connotación completamente negativa por eso intento que todas las mujeres embarazadas a las que acompañamos dejen de usar estas palabras cuando se refieren al parto (por cierto, otra palabra negativa de la que hablaremos en otra ocasión)
El miedo conlleva algo muy importante a nivel emocional y físico: el miedo paraliza.
A nivel físico, el miedo es la respuesta que nuestro cuerpo provoca porque se pone en alerta el sistema nervioso simpático. Los nervios simpáticos tienen su origen en la médula espinal, entre los segmentos vertebrales de D1 a L2, prácticamente toda la espalda y, en situaciones de estrés provocado por el miedo” nuestro cuerpo realiza una respuesta fisiológica denominada de “respuesta de lucha o de huida” que desencadena en nuestro cuerpo, entre otras, las siguientes reacciones:
- Aumento de la frecuencia cardiaca y de la presión arterial.
- Incremento de la frecuencia respiratoria provocando una respiración acelerada.
- Elevación de la glucosa en la sangre.
- Liberación por parte de las glándulas suprarrenales de adrenalina y noradrenalina que reducen la producción de oxitocina necesaria para poder desencadenar el proceso del parto.
Además, a nivel muscular la tensión en las cervicales puede llevar a comprometer una buena movilidad de la pelvis en el momento del parto. Visualiza su cuerpo… y se consciente de que tus nervios pueden desencadenar un estado que el sistema simpático puede provocar una contracción muscular de la espalda que acaba por bloquear la pelvis y comprometer el movimiento de la misma durante el trabajo de parto.
En esta situación de “peligro” se acaba por inhibir el proceso de parto. Somos animales y a cualquier animal busca seguridad para parir.
Ante esta situación…
Lo primero es llamar a las cosas por su nombre y trabajar a nivel emocional el empoderamiento.
No lo llames MIEDO, porque no lo es… Prefiero llamarlo INCERTIDUMBRE que significa falta de seguridad o certeza sobre algo.
Cuando tengo MIEDO a algo, el miedo me paliza completamente o me pone en actitud de huida, pero cuando tengo INCERTIDUMBRE sigo andando, con dudas, pero ni salgo corriendo, ni me paralizo. Siempre pongo los ejemplos de tu primer trabajo, la primera cena con tu pareja, la primera vez que mantienes relaciones sexuales y un largo etcétera de situaciones en los que has tenido Incertidumbre pero no MIEDO. Esas situaciones en las que no sabes lo que va a ocurrir, pero donde te dejas llevar por tu instinto.
La incertidumbre no es mala
Llegado el momento del nacimiento de tu hijo debes controlar tus emociones para que no pasen de la INCERTIDUMBRE al MIEDO.
Déjate llevar por tu instinto, siente que tu cuerpo funciona y que cada contracción es una menos para tener en brazos a tu bebé, que estás segura de tu acompañamiento y de a quien hayas elegido para que te acompañe en todo el proceso y es entonces cuando sientes que “Todo está bien y que todo es como debe ser”. En este momento de seguridad es cuando más se elevan los niveles de oxitocina.
Pero cuando te dejas llevar por el MIEDO, pierdes el control sobre ti misma y ese miedo te bloquea. No respiras correctamente y al no oxigenarte, las contracciones son cada vez más dolorosas. Así entras en la espiral del MIEDO.
¿Cómo puedo trabajar la incertidumbre…?
Lo más importante es recuperar tu confianza tanto en ti misma como en tu cuerpo y no nos acordamos de que nuestro cuerpo guarda la sabiduría necesaria para afrontar el proceso del nacimiento de un bebé de forma natural. Si nuestro cuerpo el capaz de concebir una nueva vida, de hacerla crecer y nutrirla… ¿Cómo no va a ser capaz de ayudar a esa nueva vida a nacer?
Puede comenzar a trabajar desde el principio de tu embarazo con pequeñas afirmaciones. Compra un paquete de post it y escribe en ellos mensajes positivos. Después puedes colgarlos en sitios donde los veas todos los días como en la nevera o en el espejo de tu baño o en espejo del vestidor. Léelos y repítelos hasta que los digas con toda la certeza de saber que lo que dicen tus labios es verdad.
Te dejo algunas frases:
- Yo soy sabia y poderosa.
- Yo confío en la sabiduría de mi cuerpo y en la sabiduría del cuerpo de mi bebé.
- Mi cuerpo sabe en todo momento lo que tiene que hacer.
- Me permito ser yo misma en esta experiencia.
- Crea la tuya y disfrútala cada instante hasta que tengas a tu bebé entre tus brazos.
En nuestras clases de YOGA PRENATAL trabajamos el emponderamiento con las meditaciones y relajaciones a lo largo de todo el embarazo y también puedes trabajar desde las sesiones de MÉTODO NACES.
Confía en ti misma y siente que todo está bien.
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